domingo, 2 de octubre de 2011

Salvadme.

Atardecer rosado, mirada perdida al horizonte, cabeza pensante. Una susurro del viento me dice que haya alguien tras de mí. Decido no girarme. Aloja su mano en mi hombro ligeramente arqueado.
-Dime, ¿es beneficioso?
-No.
-Entonces, ¿qué sigues haciendo?
-¿Haciendo?
-En efecto.
-Haciendo no es la palabra correcta. Luchar, si y en una batalla injusta y dolorosa.
-Pero dime si es injusta, ¿de qué sirve luchar?
-No lo tengo exactamente claro.
-Jajajajaja
-¿Qué te crees que haces? ¿Estas Riéndote de mí?
-Me rio de todo, de la situación. De que solo juega contigo como un juguete estúpido, de que te tiene de la palma de su mano y cuando a él le place te agarra, fuerte, muy fuerte. Cuando no, ui, cuando no, te tira al suelo como un felpudo.
Las lágrimas nacen en la punta de mis ojos resbalándose ligeramente sobre el costado de mi nariz. Comienzan lentas, pero recaen sobre mis mejillas a borbotones.
-Dime entonces, ¿de qué sirve todo?
-De que inicié una lucha, lucha incoherente por él. Por pensar ilusa que me quiere, que me necesita en algunos momentos. Pero no, tienes razón juega conmigo. Pero ¿qué puedo hacer? ¿qué puedo hacer? Si tan solo me demostrase que si le importo, no estaría abatida...Las palabras, plumas, los echo, acero.
-Jajaja, de verdad, ¿de verdad piensas que lo hará? Que ilusa eres...
-Tal vez, tal vez. Pero... es que, es que yo creo que si, que le quiero más que a nadie.
-No sabes lo que dices.
Cierro los puños con fuerza, estoy tan irascible, que ... Me pongo erguida y me giro fácil, segura, deprisa. Pero  solo el viento habla ahora, no hay nadie.












Hurry I'm fallin'.



20:00.