lunes, 17 de febrero de 2014

Nuestro mar.

Nuestro amor es como un mar, siendo nosotros el barco que navega en él. Nuestro tiempo es efímero, por ello he decidido anclar nuestro barco al mar. Veo la orilla, observo la orilla, pero no me quiero acercar. No quiero tocar su arena y verte marchar. Ansiaría ver nuestro barco anclado en cualquier orilla, menos de la primera en la que partimos. No deseo ser velero encallado, o náufrago vagando en la orilla de la isla negra, dado que es aquella de donde nos fugamos varios meses atrás. Hablando de deseos, desearía navegar a mil nudos sin encallar por las olas de tu cuerpo. Permanecer a la deriva en tus labios durante meses. Incitar a la tormentas a caer en nuestro mar, para que nadie sea participe ni observe, estando a nudos de distancia. No quiero tripulantes, no quiero a nadie opinando. Debido a que serán convertidos en náufragos. No quiero ser despojada de ti. No lo permitiré nunca. No se halla dentro de mis deseos. Seré egoísta, lamento serlo, pero, eres solo para mí.