Eres mi tormenta de verano.

Es realmente duro tenerte a milímetros de mis labios y que mi alma logre tener un último aliento. Porque el leve roce que realiza tu dedo en mi espalda parece que va a hacer estallar toda mi piel. El instante en que clavas tu pupila en la mía sé con pura certeza lo que es el amor. E intentado innumerables veces ponerle fin a la muerte, para no perderte, y dado que no he encontrado forma alguna voy a perder mi alma en la tuya, para así ser forjadas en un solo ser. Me encanta que tus labios sean nómadas en todos los lugares de mi espalda, al igual que ansío que su reproducción no pare mi corazón. Son tan reconfortantes tus abrazos pero tan débil tu agarre que produce miedo. Todos los días contigo están anclados en mi piel. A veces cuando tus labios relucen en la luz incitan mis besos y te juro que mi sangre se atasca en mis venas como un día en el tren de Madrid en hora punta. No le tengo miedo a la muerte, tengo un miedo atroz a perderte. Por que contigo todas las historias del romanticismo no te dejan ni una leve huella. Por que mi calendario va a odiarme un día por revelarle todos mis planes de futuro contigo y por señalar en él las horas, días y años que paso y pasaré contigo. Sin ti, el café de mis mañanas me quemaría la garganta aun estando frío y la tostada de acompañamiento se convertiría en el cemento de mis pies al no poder seguir. Cada día y cada hora lucharé por ti, y haré lo que haga falta para tenerte a mi lado, y si por mis actos sería condenada al infierno, echaría a correr sin mirar atrás pero antes sellaría mi mano y la tuya. Preferiría arder en mil fuegos antes que verte partir. Te quiero y por ello voy a guardar tu esencia en mis sabanas para poder dormir, por que cada noche no dejas de correr y correr por mi mente.